Desde esta plaza, nos dirigimos al Convento do Carmo, un antiguo templo gótico derruido después del terremoto de 1755. Está abierto todos los días hasta las 19 horas, la entrada cuesta 5€ e incluye una visita a un museo arqueológico.
Después de entrar en el convento caminamos por la Rua Garrett, una de las calles que más nos gustaron, para llegar a la Rua Nova do Carvalho conocida como la Pink Street. Hay que decir que la calle en sí tiene el suelo pintado de rosa, unos paraguas de colores y hay muchísimo ambiente pero nos pareció una calle un tanto insegura ya que nos ofrecieron droga en más de una ocasión y está rodeada de callejones un tanto sospechosos, te recomendamos visitarla de día.
Desde ahí, nos fuimos a uno de los puntos más conocidos de la ciudad que es la Plaza del Comercio, sin duda un punto de referencia y uno de los lugares que más nos gustaron. Como ya era tarde buscamos un lugar para cenar que nos habían recomendado y que también tenía un espectáculo de Fado gratuito. Para llegar, subimos por la Rua Augusta, calle principal con muchos bares y terrazas, así como pastelerías para comerte una nata, llegamos hasta el Elevador de Santa Justa, un bonito elevador cuya entrada cuesta 3€ (debido a la pandemia permanece cerrado) y caminamos hasta la Tasca Do Chico.
Después de cenar, nos dirigimos a la Plaza de Rossio de nuevo y cogimos un metro hasta el hotel.