Continuamos por la Loiola Kalea, una de las calles más comerciales de San Sebastián, y donde aprovechamos para probar el Pastel Vasco, dulce típico y muy rico (2,9€). Seguimos por la Avenida de la Libertad y Txurruka Kalea para llegar a la Plaza de Gipuzkoa, un espacio verde con mucho encanto que nos recordó a un pequeño bosque de cuento con un lago, un reloj de flores y un templete meteorológico (muy curioso).
Cruzamos las calles que estaban a la derecha de la plaza y llegamos a dos construcciones que conservan perfectamente todo el esplendor de la Belle Epoque, nos referimos al Hotel María Cristina y al Teatro Victoria Eugenia. Después de esto nos dirigimos a la zona más antigua de la ciudad y caminamos por la Calle San Juan hasta Fermín Calbetón Kalea, donde decidimos que ya era hora de comer algo y aprovechando que esta calle está llena de bares entramos a comer algunos pintxos y a tomar txacolí.
Después de comer nos dirigimos hacia la Plaza de La Constitución y la Iglesia San Vicente para subir al Monte Urgul. El camino para llegar a la parte alta del monte es algo complicado y se tarda unos 20 minutos pero las vistas de San Sebastián con la Playa de la Concha son increíbles y vale la pena el esfuerzo. Además, vimos otras cosas como el Baluarte del mirador, la Batería de Santiago y la Fuente de la Atalaya.