Siguiendo por la calle de enfrente a la basílica nos encontramos con una de las numerosas estatuas que tiene Budapest, The fat policeman Statue, al que hay que tocarle su barriga si no quieres engordar, y viendo como es la gastronomía húngara creo que es totalmente recomendable. Y aprovechando que gracias a la estatua estábamos exentas de engordar, fuimos a un puesto llamado Café de París en la Plaza Vörösmarty y probamos los típicos dulces húngaros llamados Kürtöskalács, simplemente delicioso.
Después de comer fuimos por la calle Vigadó hasta la orilla del río Danubio donde nos encontramos con otra de las estatuas de la ciudad, little princess statue. Si a la otra estatua se le tocaba la barriga a esta hay que tocarle las rodillas para que te de suerte en el amor.
Cruzamos por el Puente de las Cadenas, un puente colgante del siglo XIX, al otro lado del río. La ciudad de Budapest se divide en dos partes separadas por el río, una parte es Buda y la otra Pest, de ahí el nombre de la ciudad. Nos encontrábamos en Pest y al cruzar el puente estábamos en Buda.
Justo enfrente del puente, en la Plaza Clark Ádám, se encuentra el teleférico Buda Castle funicular que fue el segundo en construirse en Europa. El precio es de 1200ft o 3,6€ el ticket sencillo y 1800ft o 5,41€ el de ida y vuelta. Nosotras cogimos el billete de ida y vuelta para llegar hasta el Castillo de Buda.
El Castillo de Buda es la residencia histórica de los Reyes húngaros y actualmente alberga la Biblioteca Széchenyi, la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia de Budapest. Dada su situación privilegiada, las vistas hacia Pest y al río Danubio son impresionantes.
Recuerdo que a principios del 2020 no paraba de ver gente viajando a Budapest y me entró mono de ir. Hasta que llegó el Covid y me quedé con ganas jajaja
Lo tengo en mi lista y espero poder tacharlo algún día. Creo que con dos días es suficiente para ver mucho como nos explicar en este post.
Gracias por toda la info.