Descubriendo Berlín
Hola viajeros, en esta ocasión vamos a hablar de una de las ciudades más sorprendentes del mundo, no por la majestuosidad de sus monumentos, sino por lo abrumadores que pueden ser sus lugares y su historia. Teníamos el puente de Diciembre libre y decidimos hacer alguna escapada aprovechando que los mercadillos navideños ya estaban decorando las calles de casi todas las ciudades europeas. Elegimos, ya que los vuelos estaban muy bien de precios (fuimos con Ryanair y fueron 78,53€ I/V), ir a Berlín.
Día 1
Llegamos el día 6 de diciembre a las 17:20 al aeropuerto de Berlín Schoenefeld y nos dirigimos a la estación de trenes que está en un edificio enfrente del aeropuerto. Allí cogimos el Airport express (billete sencillo zona C) que conectaba con el centro de la ciudad, siendo algunas de las paradas Alexanderplatz y Ostbahnhof, que es donde nos quedamos nosotras. Su precio es de 3,40€ y en 30 minutos llegamos a nuestro destino.
CONSEJO: antes de viajar a cualquier ciudad, si vas a usar el transporte público, busca información sobre las diferentes formas que tienes para llegar desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad. Si quieres más información de cómo llegar a Berlín desde sus aeropuertos a clic aquí.
Como hemos dicho nos quedamos en la parada de Ostbahnhof que es una estación de trenes grande que tiene bastante buenas conexiones con la ciudad, puesto que a 5min de allí se encontraba nuestro hotel el Ibis Berlín Ostbahnhof. No es un hotel céntrico pero está muy bien conectado y a menos de 5min caminando del East Side Gallery (un trozo del muro de Berlín donde se encuentran las míticas ilustraciones). Por no estar en el centro resultó ser bastante económico (186€ por tres noches una habitación doble con desayuno) y su calidad era bastante buena.
CONSEJO: a la hora de buscar un hotel no te centres solo en los que se encuentran en el centro, amplía tu búsqueda a zonas que estén bien conectadas con el transporte público y te ahorrarás dinero
Después de dejar las cosas en el hotel nos dirigimos a Alexanderplatz usando la línea U6 del metro (el metro es bastante económico, por ejemplo todo el día te cuesta 7€, más información sobre precios y tarifas aquí). Cerca de allí fuimos a un restaurante a cenar llamado Hofbrau Munchen Berlin. La experiencia fue inolvidable puesto que al entrar te encontrabas en pleno Oktoberfest con mesas grandes, cervezas gigantes y música local.
Llegamos al hotel heladas puesto que por la noche las temperaturas bajan bastante, aunque las cervezas ayudaron a no morir congeladas.
Día 2
Cuando terminamos de desayunar en el hotel, nos dirigimos a la estación de Ostbahnhof y cogimos la línea U6 hasta Frierichstrasse Station. Desde allí fuimos caminando hasta la mítica Puerta de Brandenburgo. Desde esta puerta salen a diario los conocidos como Free Tours (tours gratuitos de en torno 3 horas que solo pagas lo que creas y quieras dar) y pueden ser una gran opción para conocer los lugares más importantes y su historia. En nuestro caso preferimos ir por nuestra cuenta.
En la parte de atrás se encuentra el Bundestag y realizamos una visita que teníamos planeada para las 10:15. Para poder visitar el Bundestag es necesario hacer una reserva previa en su página web. La visita es totalmente gratuita y vale la pena subir a su cúpula de cristal para ver las vistas de la ciudad.
Al salir del Bundestag visitamos el parque Tiergarten que es el parque más importante de la ciudad y cerca de aquí de camino a Postdamer Platz vimos desde fuera el monumento a los judíos, aunque no fue hasta después que lo vimos en profundidad ya que nos moríamos por comer y tomar algo caliente. En Postdamer había un mercado navideño con una gran variedad de puestos con comida local y aprovechamos para almorzar allí y probar el típico vino caliente y la currywurst. El vino nos sirvió para entrar en calor aunque debido a su intensidad nos costó tomárnoslo ya que no disponíamos de mucho tiempo, por otra parte, la currywurst (salchicha típica alemana con salsa de curry) estaba buenísima.
CONSEJO: busca en internet la comida típica de los sitios que vas a visitar y deleita a tu paladar con nuevas delicias. Intenta buscar restaurantes recomendados por gente local y así no serán tan turísticos y la comida será mejor y más barata
Ya con la barriga llena, nos adentramos en el monumento a los judíos y desde allí fuimos a una de las plazas más bonitas de Berlín, la Gerdanmenmarkt Platz donde se encontraba otro mercadillo navideño.
Ya de noche (en invierno desde las 16:30h se va el sol), fuimos a la Bebelplatz que es donde se encuentra la Ópera y la Universidad de Humboldt. Te animamos a que busques en el suelo de esta plaza una cristalera que te deja ver una estantería de libros vacíos. Este es el memorial a los libros quemados en la noche del 10 de mayo de 1933 por parte de los nazis.
Al sur de esta plaza se encuentra la Catedral de Berlín y aprovechando que estábamos cerca decidimos entrar a verla. La visita cuesta 7€ y vale la pena por las vistas de la ciudad.
Acabamos el día en Alexanderplatz con su Torre de Telecomunicaciones y cenamos en un local que es típico por su currywurst llamado Curry 61 que está cerca de dicha plaza
NOTA: puedes subir a la torre de telecomunicaciones y disfrutar de unas vistas impresionantes de Berlín pero como la entrada costaba 15€ decidimos no entrar ya que habíamos disfrutado de las vistas de Berlín con la Catedral y la Cúpula de Cristal del Bundestag.
Día 3
Empezamos nuestro tercer y último día para ir al East Side Gallery que se encontraba a 5min caminando del hotel. Como ya hemos dicho es un trozo del muro de Berlín donde han pintado varias ilustraciones míticas como la del beso. Es uno de los pocos trozos de muro que quedan en pie hoy en día junto con dos piezas que se encuentran en frente de Postdamer platz o la parte que está en la Topografía del Terror. No obstante, y como nota curiosa, hemos de decir que toda la ciudad de Berlín tiene en el suelo marcado por donde pasaba el muro, el lugar por donde estaba está señalado con un camino de ladrillos.
Después de recorrernos East Side Gallery cogimos la línea U6 hasta Alexanderplatz y U2 hasta Stadmitte donde nos bajamos para ir caminando hasta el Checkpoint Charlie. Es un antiguo punto de acceso a la ciudad cuando el muro de Berlín seguía en pie pero hoy en día es una parafernalia un tanto curiosa y a lo que los berlineses llaman el disneyland alemán.
Continuamos el día con la visita a la Topografía del Terror una especie de museo donde hay una multitud de fotografías originales de la época de los nazis y lo que ocurrió con el pueblo judío. Es algo duro de ver pero es realmente impactante ver fotos de una realidad que nos parece muy alejada hasta que la vemos allí.
Un poco pensativas volvimos a ir a Gerdanmenmarkt Platz para ver aquella increíble plaza de día y aprovechamos para probar un plato típico alemán, el codillo, en un restaurante de allí llamado Augustiner am Gendarmenmarkt. A nosotras no nos gustó la forma en la que prepararon el codillo así que suponemos que hay sitios mejores para comerlo.
Al terminar de almorzar como nos quedamos con ganas de algo dulce fuimos hasta Alexanderplatz y caminamos desde allí hasta una cafetería llamada Back Palace a comer el típico strudel de manzana. Aprovechamos que estábamos por la zona para ver los dos mercadillos navideños que están en torno a esta plaza y seguir comiendo cosas típicas, en esta ocasión unos buñuelos de chocolate. Además, patinamos sobre hielo.
En Alexanderplatz hay un edificio como el Corte Inglés español donde puedes subir hasta la última planta y ver las vistas de todo el mercadillo con las luces navideñas y si quieres tomarte algo en la cafetería.
Nuestro vuelo salía al día siguiente desde el aeropuerto de Tegel a las 6 de la mañana. Al ser tan temprano no había transporte público y nosotros optamos por contratar una compañía de transfer llamada rideways. Y con esto y un par de kilos de más se acabó nuestra escapada navideña a Berlín.
Y, como siempre les decimos, vivan su vida viajando, viajen para vivir.
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Me encantó Berlin! Me apunto todo por si volvemos porque nos quedaron cositas por ver!😍
Berlín es la típica ciudad que odias o amas. Pero yo estoy segura que me encantaría. Soy amante del arte y allí arte hay por todos los rincones. Sobre todo del street art.